l vocablo latino faba llegó al castellano como haba. El término hace referencia a una planta herbácea que pertenece al grupo familiar de las papilionáceas y a la semilla y al fruto que da esta especie vegetal, los cuales son comestibles.
Como papilionácea, el haba es fanerógama (sus órganos reproductivos pueden verse ya que tienen forma de flor), angiosperma (sus carpelos componen un ovario que cobija a los óvulos) y dicotiledónea (sus embriones tiene dos cotiledones). Cuenta con un tallo que puede medir cerca de un metro, hojas verdes o azuladas, flores de tono rosado o blancuzco y fruto en vaina con semillas aplastadas y oblongas.
Las semillas comestibles de las habas pesan uno o dos gramos y suelen tener una tonalidad verde amarillenta que, con el paso del tiempo, se va oscureciendo. De todos modos, hay variedades de habas que exhiben otros colores.
Las habas son fuente de hidratos de carbono, potasio, fósforo, magnesio y vitamina A, entre otros nutrientes. Por lo general se consumen como legumbres y se utilizan para preparar estofados y guisos.
También llamadas alubias, las habas son originarias de Asia central y de la zona mediterránea, aunque actualmente se cultivan en diferentes partes del planeta. Etiopía, Egipto, China y Australia son los mayores productores a nivel mundial.
La planta puede desarrollarse prácticamente en cualquier tipo de suelo, aunque prefiere aquellos con pH de entre 6 y 7,5 y buen drenaje. La temperatura ideal para su crecimiento se ubica en unos 15º C y necesita bastante humedad.
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